Determinar cuál de las construcciones teóricas referentes al aprendizaje utilizaremos para la fundamentación de la planeación curricular, determinará la forma de concebir a cada uno de los integrantes del proceso de enseñanza aprendizaje.
Si entendemos a una competencia como “la capacidad para movilizar saberes en un contexto determinado, en la acción y con éxito, para satisfacer necesidades, atender situaciones, resolver problemas, tomar decisiones y/o lograr objetivos” (Vargas, 2005), observamos que un enfoque teórico no es suficiente, necesitamos de aquellas aproximaciones teóricas que nos permitan dilucidar los procesos cognitivos, conductuales, sociales y motivacionales que se ven involucrados en este tipo de experiencias.
Seleccionar el enfoque constructivista, nos permite abarcar tanto teorías conductuales, cognitivas, socioculturales y humanistas, que en su conjunto aportan más que si eligiéramos una teoría en específico. Este enfoque nos permite observar el proceso de aprendizaje y más específicamente la formación de competencias desde varios ángulos:
1. Todo aprendizaje se refiere a un cambio de conducta observable, lo cual es perfectamente explicable bajo el enfoque conductista, el cual nos proporciona los fundamentos para la redacción de objetivos de aprendizaje de conductas y habilidades bien específicas.
Esta teoría nos proporciona diferentes modelos de aprendizaje, desde el condicionamiento clásico (estudiado y establecido por L. Pavlov) hasta el condicionamiento instrumental sistematizado por Skinner. La escuela conductista nos proporciona diferentes modelos de aprendizaje como el moldeamiento[1], el vicario[2], por ensayo y error[3], etc.
2. En el enfoque cognitivo, la redacción de objetivos y actividades de aprendizaje están encaminados a la creación de conflictos cognitivos[4] que desencadenen un movimiento en las estructuras cognitivas del estudiante y le permitan buscar información desarrollar habilidades, expresar actitudes, valorar esfuerzos y resultados para la solución del problema enfrentado. Lo anterior nos permite concebir el aprendizaje de manera más amplia que sólo conducta observable, pues el estudiante determina variadas estrategias para solucionar un problema y no sólo mediante la habilidad aprendida, según se indica en el conductismo.
Es preciso que el sujeto actúe sobre el objeto de manera física y -principalmente- mental, para conocerlo; esto hace que el sujeto cambie sus estructuras mentales, por lo que se dice que el sujeto actúa sobre el objeto y éste sobre el sujeto. Al interactuar con el objeto de aprendizaje, el estudiante puede obtener el conocimiento desde cuatro ámbitos: a) físico, el cual existe en el objeto y requiere de una abstracción física (por medio de los sentidos); b) lógico–matemático, que es el más importante, no existe per se en el objeto, sino que, es resultado de la abstracción reflexiva, requiriendo para ello el conjunto de estructuras y esquemas principales del sujeto; c) social convencional, cuando está dado por otros sujeto, y; d) social no convencional, cuando está dado por el sujeto mismo. (Aguilera 2000).
3. La sociedad donde se desenvuelve el estudiante juega un papel importante, lo permea y le proporciona los puntos de referencia para entenderla y actuar conforme a sus patrones de comportamiento y actuar a su favor. La relación con sus semejantes le proporciona al estudiante oportunidades de aprendizaje de carácter social, personal o académico. El concepto de zona de desarrollo próximo, nos auxilia para aprovechar el impacto que tiene la sociedad sobre el aprendizaje.
4. La autoestima y la autovaloración son conceptos que parten de la imagen que el ser humano tiene de sí mismo y de la construcción que hace de ésta. Esta construcción no es permanente y cambia a lo largo de la existencia. La construcción de una buena autoimagen, forma parte también de las metas de una educación, en la cual tanto alumnos como docentes y sociedad en general intervienen en su construcción.
5. Por aprendizaje significativo se entiende a la organización activa de conceptos y esquemas cognitivos; es aquel que construye el estudiante al incorporar el nuevo conocimiento a las estructuras cognitivas previamente establecidas; Ausubel lo definía como opuesto al aprendizaje repetitivo.
Como observamos, definir el concepto de aprendizaje y más específicamente el de competencia, hace necesario no limitarnos a un enfoque teórico, con el cual nuestro análisis estaría limitado a los constructos teóricos respectivos.
Bibliografía
AGUILERA T. José, La posición psicogenética, Ed. CIIDET, México, 2000
FRAGOSO, V. Ma. Josefa, Psiocología Básica, Ed. Edere, México 2008
VARGAS, B. Xavier, Aprendizaje y el Desarrollo de las Competencias, UPN, México 2005
[1] Aprendizaje de conductas mediante el reforzamiento continuo de conductas que se parece en algo a la conducta observada hasta alcanzar la conducta deseada (aprendizaje).
[2] Conducta que se presenta cuando después de observar a una persona, respondes de manera similar ante estímulos semejantes.
[3] Aprender conductas mediante los actos que nos conducen a estados satisfactorios y eliminar conductas que nos conducen a estados insatisfactorios.
[4] El constructivismo piagetiano promueve la comprensión como forma de adquisición de conocimientos, la cual es el resultado de los procesos de desequilibración–equilibración (aspectos funcionales) que se dan a lo largo de las etapas de desarrollo (aspectos estructurales). Es mediante el manejo de ellos que:
“a) Se logra un aprendizaje con comprensión si el aprendizaje de los alumnos es construido por ellos mismos.
b) Existe una alta posibilidad de que el aprendizaje pueda ser transferido o generalizado a otras situaciones, lo que no sucede con los conocimientos que simplemente han sido incorporados, en el sentido literal del término.
c) Los alumnos se sienten capaces de producir conocimientos valiosos si ellos recorren todo el procesos de construcción o elaboración de los mismos”.
Si entendemos a una competencia como “la capacidad para movilizar saberes en un contexto determinado, en la acción y con éxito, para satisfacer necesidades, atender situaciones, resolver problemas, tomar decisiones y/o lograr objetivos” (Vargas, 2005), observamos que un enfoque teórico no es suficiente, necesitamos de aquellas aproximaciones teóricas que nos permitan dilucidar los procesos cognitivos, conductuales, sociales y motivacionales que se ven involucrados en este tipo de experiencias.
Seleccionar el enfoque constructivista, nos permite abarcar tanto teorías conductuales, cognitivas, socioculturales y humanistas, que en su conjunto aportan más que si eligiéramos una teoría en específico. Este enfoque nos permite observar el proceso de aprendizaje y más específicamente la formación de competencias desde varios ángulos:
1. Todo aprendizaje se refiere a un cambio de conducta observable, lo cual es perfectamente explicable bajo el enfoque conductista, el cual nos proporciona los fundamentos para la redacción de objetivos de aprendizaje de conductas y habilidades bien específicas.
Esta teoría nos proporciona diferentes modelos de aprendizaje, desde el condicionamiento clásico (estudiado y establecido por L. Pavlov) hasta el condicionamiento instrumental sistematizado por Skinner. La escuela conductista nos proporciona diferentes modelos de aprendizaje como el moldeamiento[1], el vicario[2], por ensayo y error[3], etc.
2. En el enfoque cognitivo, la redacción de objetivos y actividades de aprendizaje están encaminados a la creación de conflictos cognitivos[4] que desencadenen un movimiento en las estructuras cognitivas del estudiante y le permitan buscar información desarrollar habilidades, expresar actitudes, valorar esfuerzos y resultados para la solución del problema enfrentado. Lo anterior nos permite concebir el aprendizaje de manera más amplia que sólo conducta observable, pues el estudiante determina variadas estrategias para solucionar un problema y no sólo mediante la habilidad aprendida, según se indica en el conductismo.
Es preciso que el sujeto actúe sobre el objeto de manera física y -principalmente- mental, para conocerlo; esto hace que el sujeto cambie sus estructuras mentales, por lo que se dice que el sujeto actúa sobre el objeto y éste sobre el sujeto. Al interactuar con el objeto de aprendizaje, el estudiante puede obtener el conocimiento desde cuatro ámbitos: a) físico, el cual existe en el objeto y requiere de una abstracción física (por medio de los sentidos); b) lógico–matemático, que es el más importante, no existe per se en el objeto, sino que, es resultado de la abstracción reflexiva, requiriendo para ello el conjunto de estructuras y esquemas principales del sujeto; c) social convencional, cuando está dado por otros sujeto, y; d) social no convencional, cuando está dado por el sujeto mismo. (Aguilera 2000).
3. La sociedad donde se desenvuelve el estudiante juega un papel importante, lo permea y le proporciona los puntos de referencia para entenderla y actuar conforme a sus patrones de comportamiento y actuar a su favor. La relación con sus semejantes le proporciona al estudiante oportunidades de aprendizaje de carácter social, personal o académico. El concepto de zona de desarrollo próximo, nos auxilia para aprovechar el impacto que tiene la sociedad sobre el aprendizaje.
4. La autoestima y la autovaloración son conceptos que parten de la imagen que el ser humano tiene de sí mismo y de la construcción que hace de ésta. Esta construcción no es permanente y cambia a lo largo de la existencia. La construcción de una buena autoimagen, forma parte también de las metas de una educación, en la cual tanto alumnos como docentes y sociedad en general intervienen en su construcción.
5. Por aprendizaje significativo se entiende a la organización activa de conceptos y esquemas cognitivos; es aquel que construye el estudiante al incorporar el nuevo conocimiento a las estructuras cognitivas previamente establecidas; Ausubel lo definía como opuesto al aprendizaje repetitivo.
Como observamos, definir el concepto de aprendizaje y más específicamente el de competencia, hace necesario no limitarnos a un enfoque teórico, con el cual nuestro análisis estaría limitado a los constructos teóricos respectivos.
Bibliografía
AGUILERA T. José, La posición psicogenética, Ed. CIIDET, México, 2000
FRAGOSO, V. Ma. Josefa, Psiocología Básica, Ed. Edere, México 2008
VARGAS, B. Xavier, Aprendizaje y el Desarrollo de las Competencias, UPN, México 2005
[1] Aprendizaje de conductas mediante el reforzamiento continuo de conductas que se parece en algo a la conducta observada hasta alcanzar la conducta deseada (aprendizaje).
[2] Conducta que se presenta cuando después de observar a una persona, respondes de manera similar ante estímulos semejantes.
[3] Aprender conductas mediante los actos que nos conducen a estados satisfactorios y eliminar conductas que nos conducen a estados insatisfactorios.
[4] El constructivismo piagetiano promueve la comprensión como forma de adquisición de conocimientos, la cual es el resultado de los procesos de desequilibración–equilibración (aspectos funcionales) que se dan a lo largo de las etapas de desarrollo (aspectos estructurales). Es mediante el manejo de ellos que:
“a) Se logra un aprendizaje con comprensión si el aprendizaje de los alumnos es construido por ellos mismos.
b) Existe una alta posibilidad de que el aprendizaje pueda ser transferido o generalizado a otras situaciones, lo que no sucede con los conocimientos que simplemente han sido incorporados, en el sentido literal del término.
c) Los alumnos se sienten capaces de producir conocimientos valiosos si ellos recorren todo el procesos de construcción o elaboración de los mismos”.

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